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29 de mayo del 2018

Ribera Salud y el Colegio de Veterinarios de Alicante crean un protocolo para permitir visitas de mascotas a los pacientes ingresados.

Ribera Salud y el Colegio de Veterinarios de Alicante crean un protocolo para permitir visitas de mascotas a los pacientes ingresados.

Pese a que las terapias asistidas con animales son una disciplina emergente, cuyas bon­­dades han sido acreditadas con abundante literatura científica, su implantación en centros sanitarios españoles es escasa. Las exitosas experiencias realizadas hasta el momento se han circunscrito a las visitas de perros a algunos ge­riátricos, centros de atención especializados, a terapias ecuestres para pacientes con una problemática singularal tratamiento de me­no­res o mujeres víctimas de violencia de género… El protocolo diseñado por Ribera Salud y el Colegio de Ve­te­ri­na­rios de Alicante (Icoval) para regular las condiciones de acceso a los hospitales del grupo de las mascotas de los pacientes in­gresados es, sin embargo, el primer trabajo en este terreno en la Co­munitat y uno de los primeros en to­do el país.

El citado protocolo, que ha sido elaborado como respuesta a petición de los propios pacientes y lleva algún tiempo probándose, aplica a los Hospitales Universitarios de Torrevieja y Vinalopó (Elche). Sólo tie­ne un antecedente en España: el programa Dogspital en el Hospital de Ibiza. Ha habido otras experiencias si­mi­lares en nuestro país –como el promovido por Child Life en el Hospital San Juan de Dios (Madrid), que conecta por streaming a ni­ños inmunodeprimidos de la planta de Oncología o que permite visitas, una vez superada tal situación; o el programa ‘Can de la mano’ en el Hospital La Fe de Valencia, que también se desarrolla con pacientes ingresados de Oncología Pe­­­diátrica y Pediatría- pero el impulsado por Ribera Salud e Icoval es el único en España que permite los en­cuen­­tros entre pacientes ingresados con patologías severas o pacientes de larga estancia y sus propias mascotas. En EEUU, en algunos centros de Flo­ri­da o California, este tipo de acciones están ya muy consolidadas y regladas.

Las investigaciones más recientes demuestran que la presencia de animales de compañía se asocia a sensa­cio­­­nes de tranquilidad y relajación así como reducción del ritmo cardíaco o de la presión sanguínea. El hecho de tener ani­males de compañía también se asocia a un aumento de la interacción.

Beneficio para los pacientes

Jose David Zafrilla, Director Adjunto a Gerencia en los Hospitales de Torrevieja y Vinalopó, ha manifestado su satisfacción por la puesta en marcha de este protocolo, que se incluye dentro del Plan de Humanización del grupo Ribera Salud en sus hospitales y que “tiene el objetivo de responder ante las necesidades de los pacientes, que encuentran en la compañía de sus mascotas una forma de alivio, reducción de la ansiedad y mejora de su estado anímico, todo ello con las máximas garantías de seguridad”.

Como explica el presidente de Icoval, Gonzalo Moreno del Val y reproduce, de hecho, el citado protocolo, la iniciativa as­­pira a “que las visitas de los perros o gatos que convivían con el enfermo ahora ingresado, o incluso crónico, sirvan para mejorar su estado de ánimo, aumenten su estimulación a los tratamientos, mejore su rehabilitación o, en casos ex­­tremos, humanice el proceso de muerte, permitiendo al paciente despedirse de la totalidad de sus seres queridos”.

Procedimiento

Cada solicitud es estudiada por el médico que está a cargo del paciente. Este facultativo es el que determinará la con­ve­niencia del permiso atendiendo a criterios médicos (tras descartar una posible zoonosis, que no hay riesgo de em­peoramiento o de reacción alérgica) y juzgará igualmente si es posible desplazar al paciente a la ‘zona de en­cuen­tro’. Por tal cosa se entiende un espacio especialmente habilitado en sendos centros y que escapa del área sanitaria.

Una vez obtenido el visto bueno del médico, se informará al paciente de la documentación que deberá aportar y es aquí donde el veterinario cobra todo el protagonismo. Él será el encargado de garantizar que el pasaporte sanitario acredite que el animal fue correctamente vacunado, desparasitado e identificado. Junto a ello, emitirá un segundo cer­ti­fi­cado que indique la ausencia de episodios de fiebre, vómitos o diarrea, estornudos o tos de posible origen infeccioso… Además, el animal deberá estar vacunado -o haber dado negativo en la prueba de laboratorio- frente a la Leptospirosis (en el caso de los perros) y haber sido desparasitado, interna y externamente, con efecto vigente el día de la visita. Es­te certificado se deberá emitir con fecha no superior a los 3 días previos en los que se programe la visita.

Para garantizar el acceso a estas visitas a todos los pacientes, Icoval se ha comprometido a asumir los gastos de la cer­tificación veterinaria que generen los pacientes que acrediten con un informe de Servicios Sociales no tener re­cur­sos.